Me parece alucinante que el ser humano pague dinero por ir a sitios donde se le tortura. No, no voy a hablar de los conciertos de Andy y Lucas sino de algo que hace más daño: el gimnasio.
Yo hace años que estoy apuntada, pero he empezado a ir esta semana. Y la verdad es que es horroroso, más que en forma me pongo enferma. Fijaos si será grave la cosa que el otro día se me acercó el monitor… primero vi llegar un bíceps, luego el otro, un rato después ya apareció la cara… yo levanté la vista, estaba todo borroso porque llevaba por lo menos medio minuto caminando en la cinta, y el chico me dijo: “te veo un poco apurada, si quieres te puedo hacer una tabla”. “¡Sí, por favor!”, grité emocionada. “¡Que sea de patés!”
Puso una cara tan rara que pensé: los anabolizantes le están tocando el cerebro. Luego me dijo que no me agobiara, que simplemente tenía que encontrar la máquina del gimnasio que más se adecuara a mis necesidades… ¡Hombre! ¡Pero si esa la encontré el primer día! Y desde entonces la uso todo el tiempo. Funciona así: te tienes que poner de pie al lado de ella y estirar un brazo, luego metes dos euros y te agachas para coger el donuts de chocolate.
Sobre los gimnasios se han escrito muchas cosas… y si las han escrito la gente que va, probablemente tengan faltas de ortografía. Por ejemplo, se dice que lo mejor del gimnasio es que se pierde muy deprisa. Eso es verdad, ¿eh? Yo todos los días pierdo el euro de la taquilla. Y el tiempo, porque no adelgazo. También se dice que en el gimnasio se liga mucho. Vamos a ver, la gente que dice que en el gimnasio se liga es como Mariano Rajoy hablando inglés… o bueno, hablando: no sabe lo que dice. ¿Cómo se va a ligar en el gimnasio? Si todas acabamos más sudadas que el sobaco de Camacho y como si nos hubiera peinado el peluquero de Britney Spears… que parecemos la amiga fea que sigue sola a las seis de la mañana. Bueno, menos las que se maquillan, ¿eh? Que esas parecen el Ecce Homo de Cecilia.
De todas maneras, lo mejor que he hecho en el gimnasio ha sido domiciliar los recibos. Es que si no, tenía que pagarlo allí y claro, eso ya me obligaba a ir por lo menos un día. Y la verdad es que no me hace falta, y a vosotros tampoco, porque ahora el Photoshop lo podemos bajar del Emule.
Para terminar, os dejo este ilustrativo vídeo que demuestra que los gimnasios los carga el diablo: