Hoy vamos a hablar del cuarto de baño, ese lugar que para algunos es tan íntimo que no quieren ni que nadie pase mientras están dentro y que lo tienen todo muy ordenadito y cuidan cada detalle porque quieren estar a gusto, , para otros, un sitio que da bastante igual porque lo tiene con peor pinta que la ensaladilla rusa de un bar. Pues vamos a hablar de los segundos. Concretamente, de las peores reformas que se hacen en los cuartos de baño.

                                    

Bueno, esto es bastante lógico. ¿Quién no tiene un baño pequeño o ha entrado en el baño de un tren de Renfe? Esto sacando el papel higiénico y poniéndolo en otro lado tienes el problema porque, en el fondo, es un problema de cálculo. Como este:

Si te das cuenta tarde hay posibilidades de que al levantarte a por el papel te caiga un trozo de algo pero, como decíamos antes, en el fondo tiene explicación pero, ¿cómo explicas esto?

Pues la única explicación que puedes dar es que es una solución para cagarse. Vamos con otro.

Una solución de emergencia también llamada: “¿me das el teléfono del imbécil del carpintero al que no se le ocurrió poner la puerta hacia afuera?”. Porque ya lo único que les queda si eso no les gusta es quitar la puerta y que se airee toda la casa. Pero también hay soluciones para la ducha.

¿Es original o no? Unos agujeros a una botella y ya tienen la ducha solucionada. Eso sí, si les falla siempre pueden agitar mucho una botella de Coca-cola de dos litros acercársela a la cara y quitarle el tapón. Vamos con otra reforma muy curiosa.

Esta foto se llama: “error de cálculo”. Pero para error de cálculo, la siguiente reforma:

Creo que se les ha olvidado algo: el espacio para las piernas. Bueno, seguro que también se les ha olvidado pagar al fontanero porque no creo que nadie quiera cobrar por eso. En caso de querer cobrar igual le dan una paliza. Pero vamos con nuestras dos reformas favoritas.

Esta foto se llama “Intimidad”. Y es muy práctico porque si en un momento dado te quedas sin papel, coges un trocito de cartón y apañado. Pero, sin duda, la reina de todas las reformas es esta:

Es una obra de ingeniería en la que el artista ha querido enseñar que el váter es un sitio muy especial y por eso lo pone en un lugar presidencial: en lo alto de una escalera y bien iluminado. Está en todo lo alto para poder divisar desde allí todo el territorio que domina. Es como si fuera la silla de un Rey, igual por eso se llama trono.

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