Cada uno come lo que quiere… o si están en una discoteca borrachos a las seis de la mañana, lo que puede… o lo que le dejan. Pero es verdad que hay gente que no come carne porque le da pena que el animal sufra, porque no le gusta el sabor, porque no tiene dientes y no puede masticar… que yo conocí a un chico que por la carne de caballo se quedó sin dientes. Y él me dijo: “No me quedé sin dientes por la carne, sólo por el caballo, que soy yonqui”. Ojo, y que no se le cayeron de uno en uno, que el Ratoncito Pérez se pilló la baja por estrés.
A otros, por ejemplo, no les gusta el marisco. Normal, porque el marisco se inventó como una apuesta en plan: “¿A que no hay huevos a comerte eso negro que hay pegado en la roca?” “¿Qué no? Ya verás… mira, buenísimo”. Y así se descubrió el percebe. “¿Está bueno?” “Mucho” “¿Y esas arcadas?” Y así se descubrió la diarrea.
Y también hay otras personas a las que no les gusta nada de lo anterior y son vegetarianos, pero eso te lo explicamos en un vídeo.
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